Hallan a Esperanza sin vida cerca de las Grutas de Nombre de Dios
Un civil encontró el cadáver de la jovencita por la tarde de este domingo en el camino de terracería en el lugar que llaman como Las Conchitas, en la Sierra de Nombre de Dios.María Trinidad, madre de la joven, confirmó el hallazgo e informó que espera le entreguen el cuerpo el martes o el miércoles, ya que en la Fiscalía realizarán diversas pruebas y peritajes.
“La vamos a velar en la funeraria Miranda de la calle 15” agregó la mujer en una breve llamada telefónica.
Por otra parte, de acuerdo a los datos que brindó la FGE, "desconocen" la causa de muerte; el cuerpo de la joven lo abandonaron en el lugar desde hace cuatro semanas.
*********
“Mamá, si yo un día llegara a morir en manos de la violencia te voy a pedir un favor; que se vistan todos de blanco en mi funeral para que Dios sepa que estamos en contra de violencia.” fueron las palabras de Esperanza cuatro días antes de su desaparición. .
LA JOVEN A LA QUE LE ROBARON SUS ALAS
En medio del bullicio de la gente que recorría el centro histórico de la ciudad de Chihuahua, con un libro grueso de Martín Luther King, una botella con agua y su credencial preferencial de estudiante para el transporte público en su mochila, la joven de 19 años fue vista por última vez en la calle Libertad durante esa tarde dominical del 26 de enero.
El trago amargo de la incertidumbre, con profundo sabor a desesperanza esa cruel compañera que convierte las horas en días y los días en eternidades, abrazó a la familia Saenz, quién suplicaba por más de un mes a la autoridad y sociedad apoyo en la búsqueda de Esperanza. Hoy sufren la perdida de la joven que tenía anhelos, metas y que merecía un futuro prometedor; porque la mujeres que asesinan no son solo cifras que engrosan la dolorosa lista negra de “las muertas de Chihuahua”.
* * * * * * * * * *
Esperanza nació a las siete de la tarde de un 1ero de agosto, día de la fe, esperanza y caridad; con un peso de 900 gramos, desde el primer respiro luchó por su existencia al ser una niña prematura nacida a los seis meses de embarazo de la madre. Los doctores le diagnosticaron solo 24 horas de vida pero luego dos meses y medio en incubadora salió del hospital pesando 1 kilo 500 gramos, vivió hasta los 19 años de edad, cuando la raptaron.
Su padre trabaja en una maquiladora y su madre vende empanadas, tiene dos hermanos, Brian de 13 años de edad, Diana de 8 años, más dos hermanos adoptados, Juan y Vanessa, de 11 y 12 años de edad respectivamente.
Estudiaba Administración en Ciencias Agrotecnológicas en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Estaba por entrar al cuarto semestre.
* * * * * * * * *
Quería ser monja y usar botas para que le digan, Sor Botitas
Acompañada por esposo y dos hijos, la pequeña Diana y Brian, María Trinidad Saenz, “Mary” (la madre de Esperanza) entra a un café local de luces tenues y música céltica; su esposo y el jovencito se retiran a realizar unas compras pendientes, ella se sienta en la mesa y a su lado se reposa en la silla la niña de ojos picarescos. Mary pide un capucchino sabor vainilla y una soda italiana para la pequeña Diana.
Con calma junta sus manos al frente y las coloca sobre la mesa; aunque el dolor, la angustia y el cansancio que inunda su delgado cuerpo quiere salir a flote, muestra calma y fuerza; levanta la mirada, y escucha las preguntas.
“Mi pequeña” dice para sí misma tras un largo suspiro, entonces empieza a compartir la historia de hija Esperanza Chaparro Saenz.
“Desde bebé era aguerrida y muy luchona -empieza- Era una chica hermosa, buena para escuchar para dar consejos, muy inteligente, y defectos, bueno a lo mejor el carácter es fuerte,” comparte la madre.
Como una niña que siempre fue promedio alto y que figura en los cuatros de honor, de carácter fuerte, emprendedora, aguerrida, y trabajadora son parte de los calificativos con los que describe a la joven.
Los estudios eran prioridad para Esperanza, no tenía novio, terminar su carrera era su gran aliciente.
Una semana antes de que se desapareciera, le dijo a Mary: “Mamá, ya voy a cuatro semestre, ¡no lo puedo creer!.” rememora la mujer.
Inicialmente no estaba en los planes de la familia que la joven entrara a estudiar a la UACH, ya que su situación económica es apretada. Las altas colegiaturas de la universidad obligaban a la familia a realizar grandes esfuerzos para la inscripción y el pago del semestre.
“Es que no sabes cómo nos juntábamos para pagar la colegiatura, era entre todos, yo vendía empanadas, su hermano Brian vendiendo dulces en la escuela, y trabajitos que le salían a ella” platica la madre al informar “vivimos al día”.
Escuchar música country, y leer eran parte de hobbies de la joven quien también gustaba de la vida campirana y vestir vaquero; ella adoraba sus botas color café.
Además de sus estudios, la religión era otra de las pasiones de Esperanza, al grado de querer ser monja sin dejar de lado su gusto por sus queridas botas; esperaba el mes de junio para acudir al retiro del pre noviciado y de lograr ser monja, ella decía “si yo logro algún día entrar al convento yo voy a mover la moda y me voy a poner botas para que me digan Sor Botitas”.
Tenía una gran actividad en lo religioso, ya que acudía a grupos de jóvenes en la Iglesia “Jesus Misericordioso”; todos los viernes iba a las asambleas de oración.
Esperanza, tenía un trabajo constante de medio turno los domingos en una Mercería que está en el centro de la ciudad de Chihuahua. En este lugar le pagaban 100 pesos.
Entre semana, cuando estaba de vacaciones, después de almorzar escuchaba música a todo volumen mientras ayudaba a su madre en los quehaceres de la casa.
“Tenemos roles en la casa, hacía una cosa mientras yo hacía otra, o a veces me decía -Tú encárgate de recoger y yo me encargo de la comida- y viceversa. los ratos que tenía libres se ponía a leer, ella leía mucho, le gustaba mucho aprender” agrega la madre.
Hasta la fecha de su desaparición leía la biografía de Martin Luther King. “es la historia que tiene ahorita incompleta y tiene que regresar para completarla”.
PRESENTIMIENTOS
Días antes de la desaparición, Mary tuvo sentimientos extraños, diálogos emanados de algún “mal presentimiento o augurios de algún problema” como ella platica. No obstante la mujer, no pensó que vinieran de sus hijos, sino que dichos sentimientos podrían ser originados por otro momento difícil por el cual pasa, que es el cáncer que sufre su padre; el abuelo de Esperanza.
Cuatro días antes de no volver a saber nada de ella, Esperanza le dijo a su madre : “Mamá, si yo un día llegara a morir en manos de la violencia te voy a pedir un favor; que se vistan todos de blanco en mi funeral para que Dios sepa que estamos en contra de violencia”.
Mientras que el sábado, un día antes de su desaparición, Mary tuvo una sensación de angustia que no la dejaba en paz.
Además de su trabajo en la mercería, la joven también aprovechaba para tomar trabajos como limpieza de casas, y diferentes oficios, con los cuales, pudiera juntar dinero, el cual, ahorraba para su escuela.
Un día antes de la desaparición
El día sábado, la joven recibió y tomó la oferta de trabajo para pintar un puesto de comida en la zona centro.
-Mamá , están ofreciendo un trabajo, lo agarras tú o lo agarro yo?- le comentó Esperanza a su madre.
-¿De qué es?-
-Hay que pintar un puesto.
-No, pues agárralo tú.
Por la mañana, Esperanza y su hermano Brian de 13 años, tomaron el empleo y pintaron el puesto de burritos que está ubicado en la calle 25, en la zona céntrica de la ciudad, ese día, -recuerda su hermanito- rieron mucho, la pasaron a risa y risa; cuando terminaron, a las 4 de la tarde, llamó a su madre.
-Mamá , me voy a quedar en misa, voy a la Catedral, vamos a confesarnos, no quedamos en misa y nos regresamos a la casa- avisó la joven.
-Ándele pues, no más no tarde y en cuanto terminen, regresen a la casa- le replicó Mary.
La joven y su hermano acudieron a la Catedral y se quedaron a la misa de las 6 de la tarde, de ahí regresaron a su casa.
“Cuando yo los veo, en la noche, que llegan todos embarrados de pintura, les digo, - ¡Gracias a Dios que vinieron....” relata la madre, quien hace una pausa. El nudo en la garganta que contenía desde el inicio de la entrevista finalmente estalló en un río de lagrimas acompañadas por la respiración agitada que da la desesperanza. Lleva sus delgadas manos a su cara y tapa sus ojos por unos instantes, después prosigue con su relato..
EL DÍA QUE DESAPARECIÓ
Como todos los domingos, Esperanza se levantó, y se alistó para ir a trabajar a la mercería, sin embargo, ese domingo en particular no se llevó su celular, lo cual, la madre no imaginó, ya que la joven siempre portaba con su teléfono.
-Mamá, el celular se me está descargando, ¿No viste mi cargador?- le cuestionó Esperanza a Mary.
-No- replicó
-Pues en la mañana lo conecto-.
Antes de irse a su empleo, Esperanza se sentó en la cama con su mamá y su pequeña hermana, ahí platicaron sobre unos rosarios que iban a realizar para donarlos al grupo de evangelización al que pertenecían.
-Mija, sabes que tenemos el retiro para el 8 de marzo, vamos a donar los rosarios, ahorita que vayas a trabajar, entra a la mercería para ver cuanto me pueden salir las cuentas, consígueme eso, al cabo tú que estás allí nos sale más barato comprar las cuentas y hacer nosotras los rosarios- le dijo Mary a su hija.
-No te preocupes, yo te voy a donar el hilo, tú nomas compra las cuentitas- le respondió Esperanza.
-´Más te vale, eh. Ya te comprometiste conmigo- sentencia la madre.
Aún en la cama, empezaron a realizar la muestra de los rosarios, la madre le cuestionó si almorzó, Esperanza le dijo no lo había hecho, pero prometió hacerlo en un rato más. A los minutos terminaron de elaborar la muestra del rosario:
-Mira, así van a quedar.- le enseña Esperanza.
-Sí, sí me gusta. ¿Ahorita vas a llegar a la mercería?- inquiere Mary.
-Sí, ahorita en la tarde te traigo los precios para que sepas cuánto vas a gastar- le responde.
-Bueno.
Esperanza se levantó de la cama,y pidió la bendición a su madre para retirarse. La madre la bendijo, y le dio un beso; ella le regresó el beso y salió de la habitación, dio unos pasos pero luego se regresó; colocándose en puerta de la habitación frente a la madre le dice:
-Mamá, no tengo ganas de ir a trabajar.
-Pues no vayas.
-No, pero es que mañana entró a la UACH, y 100 pesos son muy buenos. (Esperanza ganaba 100 pesos por día).
-Tú sabes, si no quieres ir, no vayas.
-No, si mejor me voy.
Esperanza se da la vuelta y empieza a retirarse, después de dar unos pasos, Diana, la hermana menor que las acompañaba en la cama, le gritó:
-Hermana, ¡cómo que te vas a ir sin darme un beso!.
Esperanza se regresa :
-¿Me hiciste regresarme, Pulga, para que te diera un beso, nomas?- le dice Esperanza a la pequeña a quien de cariño le decía Pulga.
-Sí, pues te vas sin darme un beso- le replica la pequeña .
Esperanza se dirige a su hermanita, le da el beso y empieza a dirigirse a la puerta de la vivienda, pero nuevamente da la vuelta, regresa y vuelve a ponerse en el marco de la puerta.
-De veras que no tengo ganas de ir a trabajar- reitera Esperanza.
-No vaya mija, si no tiene ganas, no vaya- insiste la madre.
-No, ya mejor me voy- señaló y se retiró.
Ese día no se puso las botas cafés que tanto quería; las dejó juntas, enseguida de su buró, listas para el lunes que entraría a la escuela, puesto que “serán las de la carrilla.” dijo. Por otra parte, desde el día sábado dejó lista su mochila para la escuela.
“Así es que ella tiene que volver porque tiene que regresarme el hilo que le encargué, yo no sé cómo lo va a sacar pero me lo tiene que dar, ella se echó un compromiso conmigo” agrega Mary.
COMIENZA EL CAMINO AMARGO
Cuando Esperanza salió de la casa, justo en el momento en que cerró la puerta, Mary sintió un fuerte hueco justo en la boca del estomago. No le cuestionó si llevaba su celular, al suponer que lo traería basada en que Esperanza no salía sin su móvil.
Esperanza salía de su trabajo a las 2:00pm ; a las tres de la tarde, cuando no llegó, Mary empezó a marcarle a su teléfono.
“Le marque a las 3:00 pm nos mandaba a buzón; a las 3 y media, otra vez, y buzón, a las cuatro, cinco, seis... y nada. A las 8 de la noche empezamos a buscar en el cajón de Esperanza y lo primero que voy viendo es el celular” apunta Mary.
Entre las nueve y diez de la noche, levaron el reporte en la comandancia de la Policía Municipal. Al día siguiente a las 6: 30 am interpusieron la denuncia en la Fiscalía General.
Con unos jeans azules, una blusa de cuadros de varios colores pastel, y unos zapatos sin tacón color crema, salió Esperanza ese domingo. Llevaba su cabellera agarrada, una coleta y traía unas arracadas de colores.
Esperanza llegó a las 11:25 am a su trabajo en donde se estuvo sin salir hasta que terminó su turno a las 2 de la tarde.
La última vez que se vio a Esperanza, fue las 2:10 pm en la avenida Independencia y Libertad, rumbo a la calle Juárez donde está la estación del Vivebus, según quedó marcado en las cámaras de seguridad de la zona centro. “Ya de ahí no sabemos nada” informa la madre.
LE ROBARON SUS ALAS"
A más de un mes de su desaparición no había avances, hasta que ayer encontraron su cuerpo sin vida.
Previamente, el Fiscal de Delitos contra la mujeres, Ernesto Jauregui, aseguró que como parte de la indagatoria citaron a declarar a más de 30 personas, parte del entorno de Esperanza y han analizado 10 vídeos.
“Nosotros estamos considerando varias líneas de investigación, entre ellas, que esté contra su voluntad, pero con reserva del plagio” declara el Fiscal.
No obstante, la joven fue encontrada sin vida y violentada sexualmente.
“A mi hija se la llevaron y no se vale, porque vienen y les roban las alas, vienen y les roban las oportunidades, les roban todo” señaló la madre.
Lenta investigación: "cada minuto era una oportunidad de vida
Cada minuto es una oportunidad de vida para Esperanza, decía su madre, cuando exponía que a más de un mes de la desaparición la familia no obtuvo todos los vídeos de las cámaras de seguridad que están en el primer cuadro la ciudad.
El único video en el que lograban ver a Esperanza, a las 14:10 horas, la joven se pierde y no se alcanza apreciar si tomó o no el transporte público o sí la sustrajeron.
La familia denunció que consideraban que la investigación era lenta: “No sé que está pasando con los videos, nosotros pedimos todos los vídeos pero no nos los han entregado. Yo creo que el vídeo que graba por la Avenida Independencia , de ahí vamos a saber si mi hija tomó el Vivebus o no, pero no lo entregan. Estamos en blanco, como al principio”
Con impotencia en sus manos, Mary demuestra lo incomprensible que le resulta el hecho de que la autoridad no proporcionara las listas de los estudiantes que abordaron el transporte en la estación Juárez durante ese día, lo mismo que con los vídeos, puesto que en una investigación delicada, en la se presume que la joven fue sustraída, es lo primero que deberían de tener listo.
“Yo siento que están (FGE) dejando pasar mucho tiempo, se pierde mucho tiempo y vale oro; cada minuto es una oportunidad de vida para mi hija. ¿Qué va a pasar el día de mañana? Que me van a entregar un cuerpo sin vida? Eso es lo que están esperando? O qué es lo que quieren, ya cuantas jóvenes han entregado así? Muchas, y qué hacen?, se lavan las manos” señaló Mary en una entrevista a más de un mes de la desaparición y antes de que encontraron el cuerpo de Esperanza.
Mary se rehusa a pensar que la ciudad tiene una sociedad dormida e indolente ante su tragedia y la de muchas madres; “somos una sociedad que tenemos hambre de justicia” dice la madre quien ahora esperará justicia para el crimen de su pequeña, Esperanza Chaparro. Un civil encontró el cadáver de la jovencita por la tarde de este domingo en el camino de terracería en el lugar que llaman como Las Conchitas, en la Sierra de Nombre de Dios.
María Trinidad, madre de la joven, confirmó el hallazgo e informó que espera le entreguen el cuerpo el martes o el miércoles, ya que en la Fiscalía realizarán diversas pruebas y peritajes.
“La vamos a velar en la funeraria Miranda de la calle 15” agregó la mujer en una breve llamada telefónica.
Por otra parte, de acuerdo a los datos que brindó la FGE, "desconocen" la causa de muerte; el cuerpo de la joven lo abandonaron en el lugar desde hace cuatro semanas.
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“Mamá, si yo un día llegara a morir en manos de la violencia te voy a pedir un favor; que se vistan todos de blanco en mi funeral para que Dios sepa que estamos en contra de violencia.” fueron las palabras de Esperanza cuatro días antes de su desaparición. .
LA JOVEN A LA QUE LE ROBARON SUS ALAS
En medio del bullicio de la gente que recorría el centro histórico de la ciudad de Chihuahua, con un libro grueso de Martín Luther King, una botella con agua y su credencial preferencial de estudiante para el transporte público en su mochila, la joven de 19 años fue vista por última vez en la calle Libertad durante esa tarde dominical del 26 de enero.
El trago amargo de la incertidumbre, con profundo sabor a desesperanza esa cruel compañera que convierte las horas en días y los días en eternidades, abrazó a la familia Saenz, quién suplicaba por más de un mes a la autoridad y sociedad apoyo en la búsqueda de Esperanza. Hoy sufren la perdida de la joven que tenía anhelos, metas y que merecía un futuro prometedor; porque la mujeres que asesinan no son solo cifras que engrosan la dolorosa lista negra de “las muertas de Chihuahua”.
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Esperanza nació a las siete de la tarde de un 1ero de agosto, día de la fe, esperanza y caridad; con un peso de 900 gramos, desde el primer respiro luchó por su existencia al ser una niña prematura nacida a los seis meses de embarazo de la madre. Los doctores le diagnosticaron solo 24 horas de vida pero luego dos meses y medio en incubadora salió del hospital pesando 1 kilo 500 gramos, vivió hasta los 19 años de edad, cuando la raptaron.
Su padre trabaja en una maquiladora y su madre vende empanadas, tiene dos hermanos, Brian de 13 años de edad, Diana de 8 años, más dos hermanos adoptados, Juan y Vanessa, de 11 y 12 años de edad respectivamente.
Estudiaba Administración en Ciencias Agrotecnológicas en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Estaba por entrar al cuarto semestre.
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Quería ser monja y usar botas para que le digan, Sor Botitas
Acompañada por esposo y dos hijos, la pequeña Diana y Brian, María Trinidad Saenz, “Mary” (la madre de Esperanza) entra a un café local de luces tenues y música céltica; su esposo y el jovencito se retiran a realizar unas compras pendientes, ella se sienta en la mesa y a su lado se reposa en la silla la niña de ojos picarescos. Mary pide un capucchino sabor vainilla y una soda italiana para la pequeña Diana.
Con calma junta sus manos al frente y las coloca sobre la mesa; aunque el dolor, la angustia y el cansancio que inunda su delgado cuerpo quiere salir a flote, muestra calma y fuerza; levanta la mirada, y escucha las preguntas.
“Mi pequeña” dice para sí misma tras un largo suspiro, entonces empieza a compartir la historia de hija Esperanza Chaparro Saenz.
“Desde bebé era aguerrida y muy luchona -empieza- Era una chica hermosa, buena para escuchar para dar consejos, muy inteligente, y defectos, bueno a lo mejor el carácter es fuerte,” comparte la madre.
Como una niña que siempre fue promedio alto y que figura en los cuatros de honor, de carácter fuerte, emprendedora, aguerrida, y trabajadora son parte de los calificativos con los que describe a la joven.
Los estudios eran prioridad para Esperanza, no tenía novio, terminar su carrera era su gran aliciente.
Una semana antes de que se desapareciera, le dijo a Mary: “Mamá, ya voy a cuatro semestre, ¡no lo puedo creer!.” rememora la mujer.
Inicialmente no estaba en los planes de la familia que la joven entrara a estudiar a la UACH, ya que su situación económica es apretada. Las altas colegiaturas de la universidad obligaban a la familia a realizar grandes esfuerzos para la inscripción y el pago del semestre.
“Es que no sabes cómo nos juntábamos para pagar la colegiatura, era entre todos, yo vendía empanadas, su hermano Brian vendiendo dulces en la escuela, y trabajitos que le salían a ella” platica la madre al informar “vivimos al día”.
Escuchar música country, y leer eran parte de hobbies de la joven quien también gustaba de la vida campirana y vestir vaquero; ella adoraba sus botas color café.
Además de sus estudios, la religión era otra de las pasiones de Esperanza, al grado de querer ser monja sin dejar de lado su gusto por sus queridas botas; esperaba el mes de junio para acudir al retiro del pre noviciado y de lograr ser monja, ella decía “si yo logro algún día entrar al convento yo voy a mover la moda y me voy a poner botas para que me digan Sor Botitas”.
Tenía una gran actividad en lo religioso, ya que acudía a grupos de jóvenes en la Iglesia “Jesus Misericordioso”; todos los viernes iba a las asambleas de oración.
Esperanza, tenía un trabajo constante de medio turno los domingos en una Mercería que está en el centro de la ciudad de Chihuahua. En este lugar le pagaban 100 pesos.
Entre semana, cuando estaba de vacaciones, después de almorzar escuchaba música a todo volumen mientras ayudaba a su madre en los quehaceres de la casa.
“Tenemos roles en la casa, hacía una cosa mientras yo hacía otra, o a veces me decía -Tú encárgate de recoger y yo me encargo de la comida- y viceversa. los ratos que tenía libres se ponía a leer, ella leía mucho, le gustaba mucho aprender” agrega la madre.
Hasta la fecha de su desaparición leía la biografía de Martin Luther King. “es la historia que tiene ahorita incompleta y tiene que regresar para completarla”.
PRESENTIMIENTOS
Días antes de la desaparición, Mary tuvo sentimientos extraños, diálogos emanados de algún “mal presentimiento o augurios de algún problema” como ella platica. No obstante la mujer, no pensó que vinieran de sus hijos, sino que dichos sentimientos podrían ser originados por otro momento difícil por el cual pasa, que es el cáncer que sufre su padre; el abuelo de Esperanza.
Cuatro días antes de no volver a saber nada de ella, Esperanza le dijo a su madre : “Mamá, si yo un día llegara a morir en manos de la violencia te voy a pedir un favor; que se vistan todos de blanco en mi funeral para que Dios sepa que estamos en contra de violencia”.
Mientras que el sábado, un día antes de su desaparición, Mary tuvo una sensación de angustia que no la dejaba en paz.
Además de su trabajo en la mercería, la joven también aprovechaba para tomar trabajos como limpieza de casas, y diferentes oficios, con los cuales, pudiera juntar dinero, el cual, ahorraba para su escuela.
Un día antes de la desaparición
El día sábado, la joven recibió y tomó la oferta de trabajo para pintar un puesto de comida en la zona centro.
-Mamá , están ofreciendo un trabajo, lo agarras tú o lo agarro yo?- le comentó Esperanza a su madre.
-¿De qué es?-
-Hay que pintar un puesto.
-No, pues agárralo tú.
Por la mañana, Esperanza y su hermano Brian de 13 años, tomaron el empleo y pintaron el puesto de burritos que está ubicado en la calle 25, en la zona céntrica de la ciudad, ese día, -recuerda su hermanito- rieron mucho, la pasaron a risa y risa; cuando terminaron, a las 4 de la tarde, llamó a su madre.
-Mamá , me voy a quedar en misa, voy a la Catedral, vamos a confesarnos, no quedamos en misa y nos regresamos a la casa- avisó la joven.
-Ándele pues, no más no tarde y en cuanto terminen, regresen a la casa- le replicó Mary.
La joven y su hermano acudieron a la Catedral y se quedaron a la misa de las 6 de la tarde, de ahí regresaron a su casa.
“Cuando yo los veo, en la noche, que llegan todos embarrados de pintura, les digo, - ¡Gracias a Dios que vinieron....” relata la madre, quien hace una pausa. El nudo en la garganta que contenía desde el inicio de la entrevista finalmente estalló en un río de lagrimas acompañadas por la respiración agitada que da la desesperanza. Lleva sus delgadas manos a su cara y tapa sus ojos por unos instantes, después prosigue con su relato..
EL DÍA QUE DESAPARECIÓ
Como todos los domingos, Esperanza se levantó, y se alistó para ir a trabajar a la mercería, sin embargo, ese domingo en particular no se llevó su celular, lo cual, la madre no imaginó, ya que la joven siempre portaba con su teléfono.
-Mamá, el celular se me está descargando, ¿No viste mi cargador?- le cuestionó Esperanza a Mary.
-No- replicó
-Pues en la mañana lo conecto-.
Antes de irse a su empleo, Esperanza se sentó en la cama con su mamá y su pequeña hermana, ahí platicaron sobre unos rosarios que iban a realizar para donarlos al grupo de evangelización al que pertenecían.
-Mija, sabes que tenemos el retiro para el 8 de marzo, vamos a donar los rosarios, ahorita que vayas a trabajar, entra a la mercería para ver cuanto me pueden salir las cuentas, consígueme eso, al cabo tú que estás allí nos sale más barato comprar las cuentas y hacer nosotras los rosarios- le dijo Mary a su hija.
-No te preocupes, yo te voy a donar el hilo, tú nomas compra las cuentitas- le respondió Esperanza.
-´Más te vale, eh. Ya te comprometiste conmigo- sentencia la madre.
Aún en la cama, empezaron a realizar la muestra de los rosarios, la madre le cuestionó si almorzó, Esperanza le dijo no lo había hecho, pero prometió hacerlo en un rato más. A los minutos terminaron de elaborar la muestra del rosario:
-Mira, así van a quedar.- le enseña Esperanza.
-Sí, sí me gusta. ¿Ahorita vas a llegar a la mercería?- inquiere Mary.
-Sí, ahorita en la tarde te traigo los precios para que sepas cuánto vas a gastar- le responde.
-Bueno.
Esperanza se levantó de la cama,y pidió la bendición a su madre para retirarse. La madre la bendijo, y le dio un beso; ella le regresó el beso y salió de la habitación, dio unos pasos pero luego se regresó; colocándose en puerta de la habitación frente a la madre le dice:
-Mamá, no tengo ganas de ir a trabajar.
-Pues no vayas.
-No, pero es que mañana entró a la UACH, y 100 pesos son muy buenos. (Esperanza ganaba 100 pesos por día).
-Tú sabes, si no quieres ir, no vayas.
-No, si mejor me voy.
Esperanza se da la vuelta y empieza a retirarse, después de dar unos pasos, Diana, la hermana menor que las acompañaba en la cama, le gritó:
-Hermana, ¡cómo que te vas a ir sin darme un beso!.
Esperanza se regresa :
-¿Me hiciste regresarme, Pulga, para que te diera un beso, nomas?- le dice Esperanza a la pequeña a quien de cariño le decía Pulga.
-Sí, pues te vas sin darme un beso- le replica la pequeña .
Esperanza se dirige a su hermanita, le da el beso y empieza a dirigirse a la puerta de la vivienda, pero nuevamente da la vuelta, regresa y vuelve a ponerse en el marco de la puerta.
-De veras que no tengo ganas de ir a trabajar- reitera Esperanza.
-No vaya mija, si no tiene ganas, no vaya- insiste la madre.
-No, ya mejor me voy- señaló y se retiró.
Ese día no se puso las botas cafés que tanto quería; las dejó juntas, enseguida de su buró, listas para el lunes que entraría a la escuela, puesto que “serán las de la carrilla.” dijo. Por otra parte, desde el día sábado dejó lista su mochila para la escuela.
“Así es que ella tiene que volver porque tiene que regresarme el hilo que le encargué, yo no sé cómo lo va a sacar pero me lo tiene que dar, ella se echó un compromiso conmigo” agrega Mary.
COMIENZA EL CAMINO AMARGO
Cuando Esperanza salió de la casa, justo en el momento en que cerró la puerta, Mary sintió un fuerte hueco justo en la boca del estomago. No le cuestionó si llevaba su celular, al suponer que lo traería basada en que Esperanza no salía sin su móvil.
Esperanza salía de su trabajo a las 2:00pm ; a las tres de la tarde, cuando no llegó, Mary empezó a marcarle a su teléfono.
“Le marque a las 3:00 pm nos mandaba a buzón; a las 3 y media, otra vez, y buzón, a las cuatro, cinco, seis... y nada. A las 8 de la noche empezamos a buscar en el cajón de Esperanza y lo primero que voy viendo es el celular” apunta Mary.
Entre las nueve y diez de la noche, levaron el reporte en la comandancia de la Policía Municipal. Al día siguiente a las 6: 30 am interpusieron la denuncia en la Fiscalía General.
Con unos jeans azules, una blusa de cuadros de varios colores pastel, y unos zapatos sin tacón color crema, salió Esperanza ese domingo. Llevaba su cabellera agarrada, una coleta y traía unas arracadas de colores.
Esperanza llegó a las 11:25 am a su trabajo en donde se estuvo sin salir hasta que terminó su turno a las 2 de la tarde.
La última vez que se vio a Esperanza, fue las 2:10 pm en la avenida Independencia y Libertad, rumbo a la calle Juárez donde está la estación del Vivebus, según quedó marcado en las cámaras de seguridad de la zona centro. “Ya de ahí no sabemos nada” informa la madre.
LE ROBARON SUS ALAS"
A más de un mes de su desaparición no había avances, hasta que ayer encontraron su cuerpo sin vida.
Previamente, el Fiscal de Delitos contra la mujeres, Ernesto Jauregui, aseguró que como parte de la indagatoria citaron a declarar a más de 30 personas, parte del entorno de Esperanza y han analizado 10 vídeos.
“Nosotros estamos considerando varias líneas de investigación, entre ellas, que esté contra su voluntad, pero con reserva del plagio” declara el Fiscal.
No obstante, la joven fue encontrada sin vida y violentada sexualmente.
“A mi hija se la llevaron y no se vale, porque vienen y les roban las alas, vienen y les roban las oportunidades, les roban todo” señaló la madre.
Lenta investigación: "cada minuto era una oportunidad de vida
Cada minuto es una oportunidad de vida para Esperanza, decía su madre, cuando exponía que a más de un mes de la desaparición la familia no obtuvo todos los vídeos de las cámaras de seguridad que están en el primer cuadro la ciudad.
El único video en el que lograban ver a Esperanza, a las 14:10 horas, la joven se pierde y no se alcanza apreciar si tomó o no el transporte público o sí la sustrajeron.
La familia denunció que consideraban que la investigación era lenta: “No sé que está pasando con los videos, nosotros pedimos todos los vídeos pero no nos los han entregado. Yo creo que el vídeo que graba por la Avenida Independencia , de ahí vamos a saber si mi hija tomó el Vivebus o no, pero no lo entregan. Estamos en blanco, como al principio”
Con impotencia en sus manos, Mary demuestra lo incomprensible que le resulta el hecho de que la autoridad no proporcionara las listas de los estudiantes que abordaron el transporte en la estación Juárez durante ese día, lo mismo que con los vídeos, puesto que en una investigación delicada, en la se presume que la joven fue sustraída, es lo primero que deberían de tener listo.
“Yo siento que están (FGE) dejando pasar mucho tiempo, se pierde mucho tiempo y vale oro; cada minuto es una oportunidad de vida para mi hija. ¿Qué va a pasar el día de mañana? Que me van a entregar un cuerpo sin vida? Eso es lo que están esperando? O qué es lo que quieren, ya cuantas jóvenes han entregado así? Muchas, y qué hacen?, se lavan las manos” señaló Mary en una entrevista a más de un mes de la desaparición y antes de que encontraron el cuerpo de Esperanza.
Mary se rehusa a pensar que la ciudad tiene una sociedad dormida e indolente ante su tragedia y la de muchas madres; “somos una sociedad que tenemos hambre de justicia” dice la madre quien ahora esperará justicia para el crimen de su pequeña, Esperanza Chaparro.
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